miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ursu

   Has tenido a una persona sumamente importante, que ha estado ahí para ti, que te ha tomado de la mano y ha secado tus lágrimas, que te a acompañado en tus momentos difíciles? Yo he tenido varias, pero la más importante estuvo ahí desde que nací... su nombre? Ursu y era mi abue, una mujer fuerte quien siempre supo salir adelante aún cuando la vida le ponía una dificultad tras otra. Una mujer de carácter y mirada dura, pero eso era para los demás, para mi guardaba sus risas y sus canciones. Siendo la más pequeña de la familia y la última de todos los nietos tuve una abuela muy diferente a la que tuvieron mis primos y mis hermanos.

   Mi abue estaba ahí cuando llegaba de la escuela, me preparaba mi comida favorita y me acompañaba mientras hacía mi tarea, una vez hasta la hizo por mi y me pusieron una nota muy baja, su caligrafía no era muy buena, pero a quien le importa eso, me vió cansada y dormida sobre mi cuaderno, tomó mi lápiz y terminó mi plana. Quien si no una dulce abue hace eso?


   Cuando estaba enferma me hacia caldo de pollo, me partía en cuadritos mis verduras y me desmenuzaba mi pollo, me preparaba agua de limón que le quedaba perfecta y me hacía gelatina verde, me gustaba más roja, pero nunca le dije porque a ella le gustaba verde. Me hacia vestidos a mi y a mis muñecas y me contaba historias de la revolución y de su familia. Cuando cocinaba me tenia mi bateria y vajilla de juguete para que hiciera lo que ella iba haciendo. De regreso de las tortillas ponía crema y sal en medio de la más calientita, hacía el rollito más perfecto y me veía disfrutarlo. Cuando entregaban la leche sacaba una jarrita como la de ella para que me sirvieran a mi también. Fuí caperucita roja y ella era la abuela que vivía en el bosque, pero como el cuento un día llegó el lobo, un lobo alemán y muy malo que no se la comió a ella pero si toda su memoria, se la comió poco a poco y me la fué quitando por etapas. Y cuando ese cruel ataque inició empece a ser yo quien subía el caldito y la gelatina, le contaba historias y le hacía compañia, solo espero haber sido como ella, haber estado ahí tal cual ella estuvo para mi. Haberla hecho sentir tan amada como ella me hizo sentir todo el tiempo que estuvo a mi lado.



   Hoy pase frente a una tortillería y no pude resistir comprar unas cuantas, llegar a casa sacar la crema, hacerle un rollito a mi hija como los hacía mi abue y prepararme otro. Al dar la primera mordida no pude evitar voltear hacia arriba como si volviera a ser niña y sonreirle a mi abue por el rollito que acaba de darme. Solo que ahora no puedo ver como me sonrie de vuelta más que en estas fotos, las pocas en las que sale sonriendo, será porque estamos juntas? Me gusta creer que sí.

1 comentario:

David dijo...

Ay mi vida, me hiciste llorar. Te amo. Y te aseguro que Ursu vió tu sonrisa y la disfrutó.

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